EL AMOR EUDISTA A LOS POBRES

Publicado en por Eudes-net

 

 

DIMENSIÓN POLÍTICA DE LA CARIDAD CRISTIANA EN EL PENSAMIENTO DE SAN JUAN EUDES

(Reflexión tomada de la revista “Familia Eudista” No 7,  p. 208-222. Agosto a Octubre de 1994)

 

En dos ocasiones san Juan Eudes, siendo todavía un sacerdote joven se comprometió en el servicio con los enfermos de peste, arriesgando su propia vida. En Caen, en el año de 1630 fue a habitar con ellos. Los enfermos eran separados de los sanos: moraban aislados en el campo, abrigándose en toneles o barriles. Juan Eudes fue a morar en un tonel durante los dos meses que duró la epidemia. Al final, enfermó, más no murió.

 

A los 30 años, después de aquella radical experiencia de participación con los más pobres y sufrientes, estaba listo para un buen servicio misionero. Voy a presentarte algunos aspectos de la vida de san Juan Eudes atenta a los pobres y después destacar tres elementos de su espiritualidad respecto a los más necesitados.

 

1.       En la Vida de san Juan Eudes

 

1.1. Los Pobres en el siglo XVII

Había muchos pobres en la Francia del siglo XVII, una situación social  comparable con la nuestra aquí en Colombia.

 

El 80% o el 90% de los franceses eran campesinos la mayoría de estos vivían próximos a la miseria, golpeados por los impuestos. Muchos tenían que extender la mano o dependían de la generosidad de los ricos.  Cuando el campo se encontraba arrasado por una epidemia o por el paso del ejército, mucha gente migraba para las ciudades. Así, crecía el pueblo pobre de las ciudades, iban a buscar trabajos día tras día, con frecuencia desnutridos; en las casuchas casi no tenían muebles, muchos dormían en el suelo, sobre un poco de paja.

 

De vez en cuando estallaba un motín, cuando la miseria provocaba rabia o desespero. Juan Eudes conocía muy bien esta realidad. Su propia familia, campesina, no era tan pobre: modesta, más no miserable. Pero a él le gustaba visitar familias pobres en sus casas. Varias veces fue testigo de revueltas y violencias en su tierra.

 

¿Cuáles son los problemas sociales más importantes que están presentes en el país en este momento?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.2. La revuelta de los descalzos

Una de esas revueltas fue especialmente dura y alcanzó toda la Normandía durante meses.  Los historiadores la llamaban la revuelta de los “pies descalzos”. La represión militar y judicial fue durísima. Juan Eudes estaba predicando misiones en la misma región, cerca de las sublevaciones, incendios y matanzas. El pueblo que asistía a sus sermones era el propio pueblo levantado. Predicó durante el Adviento en Caen en el momento en el que el ejército mandado para la represión estaba llegando. Uno de los jefes de la revuelta fue puesto preso y descuartizado en Caen, durante este Adviento. Tres meses después estaba predicando la Cuaresma, todavía en Caen. La represión continuaba siendo fuerte.

 

Juan Eudes visitaba los presidios y conocía las durísimas condiciones de la vida de los prisioneros que con frecuencia eran personas pobres culpadas socialmente de no pagar el impuesto de la sal. Él (san Juan Eudes) intervino delante del Canciller y obtuvo la liberación de sesenta u ochenta de esos pobres encarcelados.

 

En sus predicaciones hacía eco con frecuencia de las grandes emociones populares. Por ejemplo, escuchó decir que al llegar el Canciller a la ciudad de Coutances, muchas mujeres, de rodillas le suplicaron por sus maridos o hijos presos, gritando: ¡Misericordia, misericordia!  El Padre Eudes en un sermón en Caen, aludió a este hecho diciendo: “Cuánto más nosotros debemos gritar a nuestro Dios –que solo quiere nuestro bien-: ¡Misericordia!” Su voz era tan fuerte (no sólo físicamente, más debido a su poder moral) que todo ese pueblo se colocó de rodillas y gritó: ¡Misericordia, oh Dios, misericordia!

 

Así vemos que Juan Eudes estaba presente y atento al mundo de los pobres hasta en los motines y sublevaciones del pueblo oprimido.

 

¿Tú estás atento al mundo de los pobres de tu ciudad o de tu barrio? ¿Qué podrías hacer por ellos?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.3. Ya comenzamos a hablar de Juan Eudes misionero

Aquellas grandes misiones, cada una duraba de uno a dos meses, fueron la obra de toda su vida.  La gran mayoría de las personas que escuchaban sus predicaciones en las ciudades, y todavía más en las parroquias del campo, eran pobres. Le gustaba hablar a los pobres, acogerlos en la confesión. Los definía con ternura y compasión como “oprimidos e indefensos”.

 

Quería inspirar la misma preferencia a sus compañeros  de misión. Les citaba las palabras del Evangelio, por ejemplo: “Todo el pueblo procuraba tocarlo” (Lucas 7, 19 ó Juan 7, 48): “¿Hay acaso alguien entre las autoridades o entre los grandes que haya creído en Él?”.

 

“Nuestro Señor Jesucristo -decía- se dedicó a catequizar e instruir a una pobre mujer sola, la samaritana, a quien dedicó una de las más bellas predicaciones en la tierra…”

 

Un día en una misión dos misioneros se negaban a atender a una mujer vestida pobremente, que solicitaba la caridad pública fuera de los horarios previstos. Él la acogió. Al día siguiente, en un momento de descanso, les dijo: “Hay aquí dos jóvenes vestidas que desean confesarse; ¿Quieren atenderlas?”… “Claro que sí, Padre Eudes, con mucho gusto… ¿dónde están?”, le contestaron... Juan Eudes soltó la carcajada y les dice: “Es lo que quería saber”. Y delante de los otros misioneros los convidó a no tener ninguna preferencia, a no ser por los pobres y enfermos. Luego gustaba de recordar, riendo, esta anécdota.

 

 

Puede que en el servicio a los más necesitados exista cansancio, desánimo, o incluso que algunos discriminen y rechacen este servicio a los más pobres. ¿Cómo te consideras tú en este aspecto para el servicio a los más necesitados?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan Eudes tenía un conocimiento muy preciso de la vida de los pobres. Cuando propone para cada categoría social, exámenes de conciencia, invita a los oficiales y policías a preguntarse “si no fueron duros con el pueblo pobre, asustándolo con las palabras y acciones violentas”.

 

Tenía una gracia para incentivar en las personas más acomodadas el sentido de la responsabilidad para con los más desprovistos. Muchas veces, en las misiones despertó un movimiento de solidaridad, que podía traducirse en la creación o restauración de un hospital. Los hospitales en ese tiempo eran lugares para acoger a los pobres, y vivían de la caridad de las familias ricas. Juan Eudes suscitaba la formación de grupos de señores o de damas, con el objetivo principal de hacerse presentes en la mayoría de los pobres y vivir la solidaridad.

 

La más importante de estas organizaciones fue la Compañía del Santísimo Sacramento, fundada en París, en 1627, por un laico. Él participó formándola en Caen; fue miembro de esta entidad, dirigida por Laicos; los apoyó con su palabra. Así con el servicio a los pobres, incluso si no era su objetivo principal, impregnó y comprometió toda su actividad, todas sus formas de servicio, como el mayor imperativo del evangelio.

 

 

 

Si te das cuenta, todo grupo de oración o de contemplación (como la Compañía del Santísimo) en los que estaba san Juan Eudes, él le daba una orientación social. ¿Cuál es la orientación social (o el servicio a los pobres) del grupo religioso al que tú perteneces? Si no existe orientación social ¿Cuál crees tú que debería ser?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.4. Cuando fundó el Seminario de Caen.

Cada viernes los miembros de la comunidad iban a visitar personas pobres en el hospital o en la cárcel.  Invitaba a los Padres o futuros Padres a tomar cuenta de los pobres, a defender los intereses de ellos, a ayudarlos “contra aquellos que los pisan y oprimen”, decía.

 

Hablando de la presencia junto a los enfermos, aconseja: “Ser más disponibles y animados para prestar aquellos servicios de la caridad más a los pequeños que a los grandes, a los pobres que a los ricos”.

 

 

1.5. Él sabía hablar con fuerza a los gobernantes

Por lo menos tres veces se dirigió a la Reina madre. Recordemos dos hechos:

 

En 1648, cuando el rey todavía era un niño de 10 años, Juan Eudes aprovechó un levantamiento del pueblo de París que atemorizaba mucho a los políticos, para escribir a la Reina, una carta muy fuerte; reclamaba contra muchos desórdenes que sucedían en Francia y entre otros,  los abusos de los conductores de impuestos: “En varias misiones encontramos las iglesias vacías los domingos y fiestas, porque los habitantes no se atreven a venir, por miedo de caer en las manos de los policías y cobradores de impuestos, que los prenden hasta en el pie de los altares para arrastrarlos a los presidios…”

 

Trece años más tarde, hubo un incendio en el palacio de Louvre. Se quemaron retratos de príncipes de la familia real. Eso aconteció el día 6 de febrero. Pues el día 8 Juan Eudes predicó en París, en la capilla de los Benedictinos del Santísimo Sacramento, no lejos del palacio. Estaba predicando cuando llegó la Reina…Él paró…Cuando ella y su comitiva tomó asiento, habló así: “Señora…aquel fuego quiere decir que si está permitido a los reyes construir palacios, Dios les manda aliviar a sus súbditos, tener pena de tanta gente cargada de miseria; si aquel fuego no respetó el retrato de los reyes, el fuego de la ira de Dios no perdonará a los originales si no usan su autoridad para establecer el Reino de Dios”.

 

Así acabamos de recorres algunos aspectos de la atención que el Padre Eudes daba a los pobres en nombre del Evangelio. Conociendo concretamente la condición de ellos, presente activamente en algunas revueltas del pueblo oprimido, tenía en sus misiones mucho cuidado con ellos, los visitaba y atendía con el sacramento del perdón y convidaba a sus compañeros de Congregación para dar la misma atención preferencial.

 

¿Te ha correspondido en algún momento hablar o defender a los pobres ante autoridades civiles o incluso ante autoridades religiosas? Si ha sido positiva tu respuesta escribe cómo lo has hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2.       En la Espiritualidad de san Juan Eudes

 

La Primera opción espiritual de san Juan Eudes es mantener los ojos fijos en Jesús, el Hijo de Dios, que quiso compartir nuestra vida humana. En esta opción fundamental se pueden abordar tres elementos distintos:

a.       La vida de un cristiano es en primer lugar un vivir unido a Jesús, amando a Jesús, cumpliendo el mandamiento de Jesús.

 

Dice san Juan Eudes tomando las palabras de Lucas 14, 13: “Cuando des una cena convida a los pobres, a los deficientes, los cojos y los ciegos”.  Obedeciendo el mandamiento de Jesús, escribe en las Constituciones de su Congregación que, en la fiesta del Corazón de Jesús, fiesta de amor, deben convidarse doce pobres a almorzar en la comunidad”.

 

“Vean a los pobres –escribe- como personas que les son encomendadas por el mayor entre  sus amigos, que es Jesús”.

 

 

 

 

Querido amigo(a): ¿tú si ves en los pobres a Jesús? ¿Cuándo vas en el bus o en el carro a la universidad, o al trabajo, ves en esas personas a Jesús? ¿Qué te dificulta ver a Jesús en los pobres?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

b.      El segundo elemento es más profundo: “Servir a Jesús en los pobres”.

 

Jesús revela que él se identifica con los pobres. Juan Eudes enfatiza la página del Juicio final en Mateo 25,31: “Estaba con hambre y ustedes me alimentaron…cuanto hicieron a uno de estos mis hermanos a mí mismo me lo hicieron”.  Cuando Juan Eudes iba a la prisión consciente de ello honraba en  las cadenas la cautividad de Jesucristo.

 

El primero biógrafo cuenta que el padre Eudes usaba esta expresión muy impresionante: “Los pobres son los sacramentos del salvador. En ellos Cristo se esconde como bajo las especies eucarísticas”.

 

Querido amigo(a): ¿tú sientes que cuando sirves a los pobres, sirves a Jesús? Expresa algún servicio concreto que estés haciendo con los pobres.

 

 

 

 

 

 

 

c.       El tercer aspecto, el más característico del camino Eudista: “Servir a los pobres en honra y unión a la caridad de Jesucristo”.

 

Es decir, honrar y glorificar a Jesús en su amor para con los pobres y comulgar con aquel amor por la gracia del Espíritu de Jesús.

 

He aquí una oración que san Juan Eudes aconseja a aquellos que van a visitar a los pobres, enfermos y afligidos:

 

“Oh Jesús, te ofrezco esta acción de honra y unión al amor con el cual llegaste del cielo a la tierra para visitar los pobres y consolar los afligidos. Me doy a ti para ayudar a los afligidos y a los pobres, cuanto tú me lo deseas a mí. Te pido me hagas participar de la caridad inmensa que tienes con ellos”.

 

Al final, es Jesús mismo quien continúa en nosotros el amor con el cual él se hace solidario con los pobres; pobre con los pobres y, consagrado por el Espíritu, va a anunciarles una buena noticia de liberación.

 

Finalmente: ¿Tú sientes que cuando sirves a los pobres estás dando honra y gloria a Jesucristo? O tu trabajo social es un cumplimiento más de una serie de actividades que te sientes llamado a realizar.  Explica cómo es tu servicio a los necesitados:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ORACIÓN A JESÚS EN SU OPCIÓN POR LOS POBRES

(Primer Paso: Adoración)

Adoremos a Jesús, en la opción que Él hizo por la pobreza.

Jesús quiso ser enviado por el Padre Eterno a evangelizar a los pobres, dando como prueba de su misión divina el que los pobres son evangelizados, anunciando su nacimiento a los pastores y llamándolos hacia él antes que los reyes magos.  Eligiendo a unos pescadores para hacer de ellos sus apóstoles, comenzando la fundación de la religión cristiana con hombres sencillos y pobres (Cfr. 1 Corintios 1,27). Y todo esto lo hizo para honrar el estado de la pobreza y para consolar y alentar a los pobres.

Se hizo pobre con los pobres, hasta la pasión y muerte, para enriquecernos.

 

(Segundo Paso: Acción de Gracias)

Agradezcámosle

 

(Tercer Paso: Súplica de Perdón)

Pidámosle perdón por nuestra indiferencia, nuestro egoísmo; pidámosle perdón por el apego a nuestras cosas.

 

(Cuarto Paso: Entrega confiada al Espíritu y a los Santos)

Démonos al Espíritu Santo, entreguémonos al Espíritu de Jesús para que Él nos libre, nos despoje y nos haga solidarios de nuestros hermanos más pobres.

Confiémonos a María, madre de Jesús, la primera entre los pobres.

 
(Tomado de Revista "Familia Eudista", No 7, de 1994)

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<br /> Soy eudista y me alegra encontrarme con este blog, aunque ignoro quién es su responsable o moderador. Y aunque dicen que las ideas no tienen dueño, es importante, por honestidad intelectual, que<br /> cuando citemos un trabajo cualquiera le demos crédito a su autor. Lo digo porque acabo de ver un capítulo entero de uno de mis libros copiado aquí sin reconocer ni autor ni fuente. ¿Qué diría san<br /> Juan Eudes?<br /> <br /> <br />
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